Las puertas metálicas se cierran y ya no podemos escapar. Nos toca simplemente pensar en cómo soportar lo que vendrá. Tenemos varias posibilidades. Mirar fijamente a la pared y tratar de no respirar, aparentar estar escuchando música o acusar un mensajito en el celular. Algunos usan la frase cliché: “Qué loco que está el tiempo, ¿no?”, a lo que probablemente le respondan con un “Mh.. já já.. Ssse.”.
Como verán, no sólo no tengo imaginación para pensar otros temas a desarrollar, sino que tampoco me pienso dignar a crear otro principio que no haya sido utilizado anteriormente.
Retomando el comienzo, al escuchar la sirena y ver cómo el último respiro de aire puro se nos escapa por delante de nuestras maltratadas narices, sólo nos queda rogar por que se nos ocurra alguna escapatoria satisfactoria.
No es que se trate de alguna situación imposible de sobrellevar, pero si le quitásemos ese tinte melodramático, ¿ qué sería de nuestro post!
Una vez más, al cerrarse las puertas del subterráneo, tren eléctrico bajo tierra, monorraíl con rasgos de roedor, o como quieran llamarlo, nos encontramos en una inmensidad de redes que viajan por debajo de cientos de pies de la city porteña (si no sos porteños ni te gastes en leerlo porque sos re grasa). Todo lo que pase, haya pasado, o pueda llegar a pasar, queda ahí, muere, no sale, permanece enterrado para siempre.
Yendo a lo nuestro, a lo que quiero llegar con toda esta introducción totalmente innecesaria, es a brindar ciertos conejos, digo consejos, de los que ya los tenemos acostumbrados con mi compañero, para sobrellevar tan único momento.
Cuando las vías comienzan a correr debajo nuestro, y el vaivén comienza a hacerse sentir, es el momento de entrar en acción. A qué diablos se estará refiriendo este muchacho cuando habla de entrar en acción, te preguntarás mi querido lector; pues a ésta, digo a lo siguiente.
Tenemos varias cosas que hacer en ese antro subterráneo. Nuestro amplio abanico de posibilidades va desde intentar el típico hurto o “pickpocketing” para nuestro público más ilustrado. Consiste en abrir disimuladamente un paraguas (o sombrilla dependiendo del caso; es válida a partir de los 24 ºC de térmica). Valiéndose del disimulado camuflaje que este maniobrar nos proporciona, procedemos a extraer una navaja de nuestra media derecha y hacer un agujero en nuestra propia “umbrella” [¡gracias Rhiana!]. Este agujero nos permitirá llegar a los objetos de valor de nuestras víctimas sin ser notados. Total, ¿quién se va a fijar en una sombrilla, si puede ser de muchos colores mejor porque distrae, abierta en el vagón de un subte? Es de lo más común…
Nunca está demás el siempre presente y poco ponderado “apoye accidental”. La técnica es muy parecida a la que detalló Tinelli en su programa, pero hay que trasladarla del colectivo al subte, cosa que no muchos logran con efectividad. Aprovechando el traqueteo del transporte, comenzamos un sutil pero constante menear acercándonos cada vez más al objetivo. De ser posible que sea una persona del sexo opuesto, y siempre atacando desde la retaguardia, para evitar ser visto. De ser agarrado “in fraganti”, el modo de proceder es el siguiente: se mira al techo muy poco sospechosamente, y se comienza a silbar una melodía pegadiza. En el momento que logramos captar la atención de cierto número de personas circundantes, gritamos en voz audible para todos una palabra que suele causar cierto revuelo: “FUEGOOOOOOO”. Mientras cunde el pánico, que debería pasar en cuestión de segundos, tenemos que jalar del freno de emergencia, romper una ventana y saltar hacia la oscuridad de los túneles, haciéndonos amigos de los roedores que allí habitan y pasando a ser conocido como “El hombre rata, justiciero de las alcantarillas”.
Renny
jueves, 19 de junio de 2008
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5 comentarios:
buenas buenas... doy fe de tus palabras , quiza mas adpatado a la vida rosarina, donde sólo usamos colectivos....pero bien...cualqueir dia me voy a buenos aires a experimentar con los subtes!!!
besos che! que estes bien!
comparto totalmente con lady. Acá en rosario no tenemos subtes, pero siempre nos damos una vueltita por la gran orbe. Cuando vaya me imprimiré el post y lo llevaré en el bolsillo en caso de emergencia.
un abrazo.
http://bandadelocos.blogspot.com
rayos..... jajajaja que loco
un dia que no tenga nad que hacer lo intentare aqui en el metro
Muy divertido don, siga así que viene de bien en mejor. Saludos!
no nos prives de estos escritos...actualiza el blog!!!
saludos
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